El Caldero Chorrante [Sólo Magos Anglicanos]
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El Caldero Chorrante [Sólo Magos Anglicanos]
[Lugar: Bar El Caldero Chorrante, Centro de Londres]
Las puertas de vaivén de la taberna se abrieron para dar paso.
Las uñas de este, se clavaron en la parte superior del umbral, para poder agachar la cabeza e internarse.
Los comensales simplemente lo miraron de reojo. Al ver que se trataba de Guts, volvieron a sus propios asuntos, ya sea seguir comiendo o deslizando sus dedos por el borde de sus sucios tarros de cerveza.
— Vaya, Guts. — se sorprendió de verla la tabernera. Una mujer de mediana edad, cabello rubio y encrespado y un sucio delantal blanco que parecía estar bañado en sangre de cerdo. — No te había visto por el centro desde hace ya varios meses. ¿Demasiado trabajo?
Guts se sentó.
Haciendo tambalear el banquillo.
— Y que lo digas Rosemarie... — se frota el cuello con sus manos gastadas y duras como una piedra. — Algunos escritores que hablan demasiado... esta vez fue un danés con un bolígrafo tan agudo como su sucia lengua. Ahora espero que en el Infierno se la piense dos veces antes de hablar.
Rosemarie rió sonoramente, mientras servía un par de tragos a un par de viejos sentados en la esquina. Tom, un chico de unos 19 años, con mucho acné en la cara, recogió ambos tarros y los llevó hacía ellos.
— Me agrada oirlo, Guts. — dice mientras se quita el delantal ensangrentado y se pone uno menos sucio que tenía en un perchero. — ¿Y qué te traer por Londres? ¿Tienes ya algo de tiempo libre?
— Bueno fuera...
Sin dejarle terminar de hablar, Rosemarie enciende un televisor que se encontraba suspendido en una vieja tabla de madera que lo soportaba. En él, una mujer estaba hablando sobre alunas noticias viejas ocurridas en el otro lado del mundo hace ya varias semanas.
— ¿Otra vez el incidente de Tokio? — pregunta Guts de mala gana.
— Al parecer la policía no pudo cubrir la verdad de los hechos, lo que realmente derrumbó ese enorme edificio fue una persona. — explica la mujer. — Hace unas cuantas horas, en todo Japón se interrumpieron las comunicaciones y un hombre se hizo llamar el responsable de los sucedido.
— ¿Y de verdad lo creen? Hay demasiados lunáticos que harían algo así...
— Podría ser, pero nadie del gobierno nipon lo ha negado. Por ahora toda la zona de la afamada Ciudad Academia está en caos... al parecer advirtió a todos los habitantes de causar aún más destrucción.
— ¿Oh? — Guts intenta parecer interesado, pero no lo logra.
Rosemarie desliza un tarro hacía él.
Guts le agradece levantándolo en el aire.
— Al final, tenía la corazonada de que los espers se matarían entre ellos. — agrega Rosemarie mientras un aire de somnolencia se dibuja en sus ojos. Bosteza y se queda mirando la puerta sin decir nada.
Las puertas de vaivén de la taberna se abrieron para dar paso.
Las uñas de este, se clavaron en la parte superior del umbral, para poder agachar la cabeza e internarse.
Los comensales simplemente lo miraron de reojo. Al ver que se trataba de Guts, volvieron a sus propios asuntos, ya sea seguir comiendo o deslizando sus dedos por el borde de sus sucios tarros de cerveza.
— Vaya, Guts. — se sorprendió de verla la tabernera. Una mujer de mediana edad, cabello rubio y encrespado y un sucio delantal blanco que parecía estar bañado en sangre de cerdo. — No te había visto por el centro desde hace ya varios meses. ¿Demasiado trabajo?
Guts se sentó.
Haciendo tambalear el banquillo.
— Y que lo digas Rosemarie... — se frota el cuello con sus manos gastadas y duras como una piedra. — Algunos escritores que hablan demasiado... esta vez fue un danés con un bolígrafo tan agudo como su sucia lengua. Ahora espero que en el Infierno se la piense dos veces antes de hablar.
Rosemarie rió sonoramente, mientras servía un par de tragos a un par de viejos sentados en la esquina. Tom, un chico de unos 19 años, con mucho acné en la cara, recogió ambos tarros y los llevó hacía ellos.
— Me agrada oirlo, Guts. — dice mientras se quita el delantal ensangrentado y se pone uno menos sucio que tenía en un perchero. — ¿Y qué te traer por Londres? ¿Tienes ya algo de tiempo libre?
— Bueno fuera...
Sin dejarle terminar de hablar, Rosemarie enciende un televisor que se encontraba suspendido en una vieja tabla de madera que lo soportaba. En él, una mujer estaba hablando sobre alunas noticias viejas ocurridas en el otro lado del mundo hace ya varias semanas.
— ¿Otra vez el incidente de Tokio? — pregunta Guts de mala gana.
— Al parecer la policía no pudo cubrir la verdad de los hechos, lo que realmente derrumbó ese enorme edificio fue una persona. — explica la mujer. — Hace unas cuantas horas, en todo Japón se interrumpieron las comunicaciones y un hombre se hizo llamar el responsable de los sucedido.
— ¿Y de verdad lo creen? Hay demasiados lunáticos que harían algo así...
— Podría ser, pero nadie del gobierno nipon lo ha negado. Por ahora toda la zona de la afamada Ciudad Academia está en caos... al parecer advirtió a todos los habitantes de causar aún más destrucción.
— ¿Oh? — Guts intenta parecer interesado, pero no lo logra.
Rosemarie desliza un tarro hacía él.
Guts le agradece levantándolo en el aire.
— Al final, tenía la corazonada de que los espers se matarían entre ellos. — agrega Rosemarie mientras un aire de somnolencia se dibuja en sus ojos. Bosteza y se queda mirando la puerta sin decir nada.
Guts- New User
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Re: El Caldero Chorrante [Sólo Magos Anglicanos]
un poco adormecido, por las horrendas noticias que mostraban en la pantalla de la televicion sin duda alguna, todas esas ambiciones humanas de querer tener mas era lo que habia llevado a destruirce entre ellos, sin lugar a dudas los tan aclamados sper, deberian ser eliminados, talvez no por nosotros que somos simples humanos sino que por nuestro ser superior, el cual con su gracia divina nos brindaba un poco de poder, - tsk, solo estupideces - se levanta de la silla un tanto enfadado por lo que nos mostraban las noticias, toma un tarro de cerveza que se encontraba sobre la mesa y se sienta al lado de Guts - kufufuf, que me dice usted señor Guts? piensa acaso que esos pequeños sper deben acabar con sus vidas acaso deberian esperar la decicion de ese dios el cual todos buscan en momentos de desesperacion? - amablemente hace una pequeña reverencia antes de hablar, y un poco interesado en la respuesta de ese tipo da unos pequeños tragos a la cerveza, la cual escupe - Rosemaria, por favor sirvame usted algo que se mas fuerte que esta agua - lanza la jarra de cerveza hasta ella y espera que le sirvan algo un tanto mas fuerte.
Mukuro- New User
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Re: El Caldero Chorrante [Sólo Magos Anglicanos]
Guts mira con una asombrosa indiferencia a Mukuro.
Otro de tantos magos que habían perdido su fe en El Señor.
Había sido camarada de este en viejos tiempos, aunque en ese entonces Guts era un adolescente y Mukuro sólo un crío, y no del todo malo.
Rosemarie hizo un giro con sus dedos e hizo desaparecer la jarra antes de que esta se estrellara contra ella.
Unos extraños signos de runas y círculos mágicos de un color carmesí se dibujaron en el aire y tras un ligero fuego formado entre sus manos, la jarra reapareció en la barra.
— Con gusto, quizás piense en traerle una Piña Colada, estoy segura de que combinara con usted. — dicho esto algunos comensales empezaron a reír, pero ahogaron sus risas poco después temiendo de que Mukuro realmente se cabreara.
Guts alzó la vista hasta ver a aquel nuevo hombre que no veía desde hace ya varios años.
Y su ojo, rojo...
— A pesar de las diferencias entre la Iglesia Anglicana y Ciudad Academia, no le deseo el mal a nadie. Sólo me interesa purificar las almas de los pecadores, y aquellos que ya estén corrompidos... — le mira fríamente a los ojos, insinuándole que él era una de esas almas corrompidas. — ... no tienen más remedio que dejar su cabeza rodar.
Otro de tantos magos que habían perdido su fe en El Señor.
Había sido camarada de este en viejos tiempos, aunque en ese entonces Guts era un adolescente y Mukuro sólo un crío, y no del todo malo.
Rosemarie hizo un giro con sus dedos e hizo desaparecer la jarra antes de que esta se estrellara contra ella.
Unos extraños signos de runas y círculos mágicos de un color carmesí se dibujaron en el aire y tras un ligero fuego formado entre sus manos, la jarra reapareció en la barra.
— Con gusto, quizás piense en traerle una Piña Colada, estoy segura de que combinara con usted. — dicho esto algunos comensales empezaron a reír, pero ahogaron sus risas poco después temiendo de que Mukuro realmente se cabreara.
Guts alzó la vista hasta ver a aquel nuevo hombre que no veía desde hace ya varios años.
Y su ojo, rojo...
— A pesar de las diferencias entre la Iglesia Anglicana y Ciudad Academia, no le deseo el mal a nadie. Sólo me interesa purificar las almas de los pecadores, y aquellos que ya estén corrompidos... — le mira fríamente a los ojos, insinuándole que él era una de esas almas corrompidas. — ... no tienen más remedio que dejar su cabeza rodar.
Guts- New User
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Re: El Caldero Chorrante [Sólo Magos Anglicanos]
los actos de la señorita Rosemarie, eran de esperarce esa chica seguia siendo una bromista desde hace ya mucho tiempo, aunque deberia de aceptar que esa clase de actitud me molestaba, aunque la razon de mi enojo era mas que todo ver como esas personas comunes y corrientes reian de su servidor, el cual no hacia nada mas que pedir una bebida mas adecuada a sus gustos. - me parece buena idea, seññorita Rosemarie, pero la verdad esperaba algo un tanto mas fuerte, viniendo de usted, o sera acosa que la fama de su taberna a decaido, al haber su padre dejarla a su cuidado? - termina con una leve sonrisa, y escuchar atentamente el comentario del señor Guts, sabiendo muy bien que como todo viejo daria un sermon a un simple "joven" como yo. - Kufufufu, sabia que viniendo de usted, esa respuesta estaria claro, pero me sorprende un poco, escuchar algo de "almas corrompidas"- da una sonrisa un tanto burlona y toma la jarra de la bebida que la señorita Rosemarie le habia servido, a un leve trago y mira a Guts, con una mirada seria y un tanto acusadora. - sabe usted a que me refiero no?, hace años un joven muchacho y alguna que otra victima, que se dio solo por haber dicho creer en Dios, aunque para ese tiempo aun era un tanto mas joven, por lo que no recuerdo el nombre de ese muchacho, ¿podria usted recordarmelo? - sonrie nuevamente, mientras agradece a Rosemaria con una sonrisa, pues esta vez la bebida estaba mucho mejor.
Mukuro- New User
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Re: El Caldero Chorrante [Sólo Magos Anglicanos]
Rosemarie, con aire ofendido, se fue dando grandes zancadas para ocuparse de otras cosas que el bar requería, el silencio absoluto pasó inadvertido cuando Guts lo rompió golpeando la barra con el tarro.
— Cosas sin pormenores, Mukuro. Sinceramente nadie llegó a creer actos con tan poca credibilidad, y eso me incluye. Al fin y al cabo, los homicidios en nombre de Nuestro Señor se llevan realizando desde antes de que Jesucristo pisara este mundo. — se lleva de nuevo ambas manos al cuello para hacerse tronar unos huesos. — Sí solo viniste aquí para desacreditar el oficio de nuestra Iglesia, te recomendaría que te fueras... sabes que este pub no es uno que cualquier persona suela frecuentar.
Los ojos de Tom, Rosemarie y algunos comensales fulimaron a Mukuro.
Muchos de los clientes llevaban sotanas y crucifijos de la Iglesia Anglicana.
— Si quieres arreglar algo... — da un gran sorbo a la cerveza. —... sabes que estoy disponible afuera.
— Cosas sin pormenores, Mukuro. Sinceramente nadie llegó a creer actos con tan poca credibilidad, y eso me incluye. Al fin y al cabo, los homicidios en nombre de Nuestro Señor se llevan realizando desde antes de que Jesucristo pisara este mundo. — se lleva de nuevo ambas manos al cuello para hacerse tronar unos huesos. — Sí solo viniste aquí para desacreditar el oficio de nuestra Iglesia, te recomendaría que te fueras... sabes que este pub no es uno que cualquier persona suela frecuentar.
Los ojos de Tom, Rosemarie y algunos comensales fulimaron a Mukuro.
Muchos de los clientes llevaban sotanas y crucifijos de la Iglesia Anglicana.
— Si quieres arreglar algo... — da un gran sorbo a la cerveza. —... sabes que estoy disponible afuera.
Guts- New User
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Re: El Caldero Chorrante [Sólo Magos Anglicanos]
como esperaba de este lugar todos, muy fieles a su iglesia y entregados a ese dios, que para ellos seria lo que les podria otogar mucho mas poder, sin lugar a dudas, eso era algo admirable no, ver como darian sus vidas por defender el nombre de dios, alguna vez yo fui uno de ellos, pero sin duda alguna el camino que, eh elegido ahora me favorece mas en muchos aspectos. - kufufufufu, sus miradas son algo incomodas saben? - se termina la cerveza de un trago, se levanto de su silla y toma su capa negra la cual estaba en una silla unos metros alejada de alli, termino de abrocharce su capa y con una sonrisa en la cara los observa a todos. - kufufufufu, no estoy de humor para asesinarlos, ademas el dios de ustedes me podria partir en 2 lanzandome un rayo no? kufufufufufuf. - comienza a caminar hacia la salida del local entre miradas asesinas y algunas que otras maldiciones, pero este se detiene antes de salir. - aah casi olvidaba mi objetivo de venir aca, señor Guts, mi amo le mandaba un poco de informacion, ya sabe usted porque, y pues vera, algunos demonios, han decidido desertar del infierno y tomar un camino independiente pero ellos necesitan alimentarce de algunas almas, ya sabra usted cual es su objetivo no? Kufufufufufuf, dicho esto paso a retirarme, no sin antes decir, gracias por la bebida señorita Rosemarie, salude a su padre de mi parte kufufufufuf. - me di la vuelta y comenze cerre mi puño uno de mis anillos comenzo a brillar mientras recitaba e conjuro: Lucifer Mortuus Diabolus Nec Deus Nec Arch Angelus. cuando el conjuro termino de ser recitado, una capa de niebla recubrio a mukuro y este desaparecio de la taberna.
Mukuro- New User
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Re: El Caldero Chorrante [Sólo Magos Anglicanos]
— Mucha gente termina igual que él. — comenta Guts después de un largo periodo de silencio tras la despedida de Mukuro, algunos sólo asienten con la cabeza. — Finalmente, son pruebas impuestas por Nuestro Señor, sólo los débiles en corazón son los que ceden ante la herejía. Pierden toda esperanza por ser eso... débiles.
Rosemarie asienta con la cabeza gacha, levanta un pequeño retrato donde se encontraban ella y su padre, aquella fotografía ya debía tener por lo menos 20 años, ahora que su padre había muerto, la mujer, aún soltera y presumiblemente para el resto de su vida, se había quedado con el bar. Siendo su padre un fiel devoto de la Iglesia Anglicana, el bar fue conocido por la influencia de este hacía los que las frecuentaban. Aunque el pub, es abierto a todo público.
Guts tomó su espada, dejó unas monedas en la barra con un sonido sordo y se dispuso a irse.
— Que tenga un buen viaje, a donde quiera que vaya. — le dice Rosemarie con aire soñador.
— Y que Dios los bendiga. — sale tomándose por encima de la puerta y recibiendo la cruda ventisca de aquella mañana. ¿Estaban en primavera, ya? O pronto lo estarían, ya no lo recordaba.
Los demonios de los que hablaba Mukuro no salían de su cabeza. Había demasiados en el mundo, y entre sus propios colegas podrían formarse algunos de ellos, pero sin duda las más grandes amenazas se encontraban en Roma y Tokio. Lo mejor sería prepararse para lo inminente.
Guts tenía trabajo que hacer en York.
Partió tomando un tren.
Rosemarie asienta con la cabeza gacha, levanta un pequeño retrato donde se encontraban ella y su padre, aquella fotografía ya debía tener por lo menos 20 años, ahora que su padre había muerto, la mujer, aún soltera y presumiblemente para el resto de su vida, se había quedado con el bar. Siendo su padre un fiel devoto de la Iglesia Anglicana, el bar fue conocido por la influencia de este hacía los que las frecuentaban. Aunque el pub, es abierto a todo público.
Guts tomó su espada, dejó unas monedas en la barra con un sonido sordo y se dispuso a irse.
— Que tenga un buen viaje, a donde quiera que vaya. — le dice Rosemarie con aire soñador.
— Y que Dios los bendiga. — sale tomándose por encima de la puerta y recibiendo la cruda ventisca de aquella mañana. ¿Estaban en primavera, ya? O pronto lo estarían, ya no lo recordaba.
Los demonios de los que hablaba Mukuro no salían de su cabeza. Había demasiados en el mundo, y entre sus propios colegas podrían formarse algunos de ellos, pero sin duda las más grandes amenazas se encontraban en Roma y Tokio. Lo mejor sería prepararse para lo inminente.
Guts tenía trabajo que hacer en York.
Partió tomando un tren.
Guts- New User
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