Tras el telón (Sólo profesorado)

La última vez que Kintoki había estado allí había sido el día de la Ceremonia de Bienvenida de este curso... hace ya unos cuantos meses, no quería recordar, todo éso le traía un horrible dolor de cabeza, en parte por la resaca de cigarro.
Scruffy encendió las luces.
El lugar se veía terriblemente sólo.

— ¿Cuándo fue la última vez que limpiaron ésto? — pregunta mientras se saca un chicle de la suela del zapato.
— La última vez que me pagaron. — contesta Scruffy sentado y con los pies encima de otra silla leyendo una revista amarillista.

Kintoki ignora al carcamal y se acerca hasta el escenario.
"Piensa detenidamente... las cosas en esta escuela se están poniendo feas... eso está claro, la vida de los estudiantes está en juego, por dios, ¿podrías dejar de jugar Pokémon Rojo cuándo tienes estos pensamientos tan serios? Bien, bien, después iré por ti Mewtwo... ejem..."

Tomó su teléfono móvil y empezó a revisar su agenda:
> Sabrina Sabrok
> Sabrina Spellman
> Sebastián Kohinata <----
> Sebastián Michaelis
> Sergio Mayer

Marcó a Sebastián, pero sabía que era en vano.
No sabía si ese hombre de apariencia campestre que siempre llevaba su enorme arpa a todos lados y le decía cada vez que le veía: "Ara, ara, Kintoki, ¿sigues con el mal hábito de sacarte la mugre de los pies en público?" aún mantendría su teléfono móvil consigo.

Bien, bien, ¿qué tal Heracles?
¿Ah? Ni siquiera he hablado con él
No tengo su movil, que extraño que no le haya invitado un par de copas de Frutsi el día de su llegada.

Takeshi...
Ya había buscado por él en las canchas y debajo de su tapete de "Bienvenidos" y ni rastro de él.
¿Podría ser qué...?

Kaito. (?)

¿Gin estuviera detrás de todo ésto?...
¿Había invitado a todos a una super fiesta en su Castillo menos a él?

— Oiga yonki, ¿quiere dejar de divagar? — le preguntó Scruffy sin apartar la vista de su revista.

El día en el que Gin atacaría la ciudad.
Sería en unas cuantas horas...

Nunca jamas hube entrado en este lugar, la verdad, siquiera sabia de su existencia. Una vez entre vi unas mesas sucias, todo sucio, como si no hubieran limpiado en todo un trimestre.
Vi a un hombre sentado mirando revistas para mayores, parecia ser un yonki.
-¿Quien es usted?

-Soy Scruffy, el portero. -Me respondio-.

A mi derecha pude ver a Kintoki, parecia esperar a alguien.
-Hola Kintoki. -Le salude-.

Con algo de saliva cayéndole de la boca.
Se giró apenas escuchó otra voz que producía un impresionante eco.

— ¿Ah? ¿Y quién...? Oh, Heracles. — se lleva una galleta llena de polvo que tenía en uno de sus bolsillos a la boca y la muerde con dificultad. — Me he tenido que ver en la forzosa necesidad de convocar a Exodia. Todos los profesores de este Pseudo-Instituto deberían estar por llegar. — Mira por las ventanas esperando que Sebastián o Takeshi llegaran como el FBI, en helicópteros, bajando por una cuerda y quebrando los cristales del lugar para entrar. — Bien, creo que sabes de que va todo este rollo. Supuestamente... — por fin su tono de voz es serio y precavido, como si eligiera las palabras que se dispondría a pronunciar meticulosamente. — ... mañana será el día en el que Ciudad Academia caerá... esta especie de junta debió haberse llevado a cabo hace siglos... pero he tenido algunos inconvenientes... — me arrestaron, me quedé dormido en la bañera, mi corbata se atoró en la lavadora y estuve 40 minutos dando vueltas alrededor de ella. — Bien... que bajen el telón. Scruffy, prepara unos cuantos cafés rancios.