Entrenamiento a Media Noche.

Un giro gracioso con la muñeca hubiera hecho que cientos de pétalos a su alrededor bailaran una simplona pero efectiva danza ocasionada por aquel levantamiento de la katana. Cortó el aire y casi pudo sentir que ni siquiera la gravedad se interponía en su manejo de la espada, increiblemente, no se sentía como otro idiota que dejaría caerla con tan sólo pasarla de una mano a otra.

Había leído historias de Ronins, Samurais, Caballeros y demás, incluyendo historias mangas, sólo recordaba que en aquel tiempo no le parecía una gran proeza salvar a una dama en apuros, empuñando semejante arma que podría quitarle la vida a cientos de enemigos, recordó como había quienes podían cargarse a un millar, y eso en cierta forma, era lo que le inspiraba, quizás su subconsciente había albergado algo de esos conocimientos, aunque jamás hubiera practicado con ello.

Switch no tuvo tiempo de responder ante los vítores de Andrew, sólo le dedicó una mirada de unos cuantos segundos, precisamente porque aunque tuviera la laptop consigo, no podía teclear sobre ella para comunicarse, especialmente en ese momento en el que la chica le golpeó directamente hacía el hombro, un ataque que también pudo haber sido mortal, lo bloqueó con ese mismo gracioso movimiento que se llevaba el aire consigo.

Tras bloquearla se dio cuenta de que no podía seguir en esa situación ofensiva, pero sería descortez el patearla, cosa que se le ocurrió apenas esta tenía el resto de su cuerpo desprotegido. Switch empujó la espada de la chica hacía atrás para que se incorporara en el suelo y tardara algo de tiempo en recuperarse, antes de que se diera cuenta ya habría sido golpeada en el abdomen, lo habría hecho en la cara pero desde un principio habían empezado a pelear sin el equipo adecuado, a excepción de la chica que sólo contaba con la mitad de éste.

me había aburrido de ser golpeado todo el día, me senté en las graderías
-ha... maldición por que todas las chicas son histéricas-
mire mientras ella peleaba contra switch sama
-¿switch sama te cuido la laptop?
le pregunte
-bueno si quieres...
el no me respondía cuando recordé que el para hablar tiene que teclear
-switch sama, si quieres que te ayude parpadea 2 veces si no voy a jugar poker con el portero que odia a gin-

No estaba nada mal.
Pero no era nada comparado a las Nacionales.
Quizás Switch se comparaba con alguien a quién hubiera dejado fuera en las Eliminatorias.
Se echó hacía atrás, derrapando los pies.

Levantó la mirada lista nuevamente para atacar, pero sus ojos se abrieron bastante como para expresar la sorpresa y el terror que sintió cuando vio que el chico de gafas no perdía ni un segundo para contraatacar, giró la katana hacía ella, golpeándola en el abdomen.

Kurumi se echó hacía atrás, dejando escapar un pequeño grito.
El golpe no había sido tan fatídico, pero se lamentaba que él la hubiera golpeado antes que ella a él.

— Chst. — hizo tronar los labios y se abalanzó nuevamente hacía él, después de haber exhalado unas cuantas veces, estaba cansada.

Tal y como había hecho con los muñecos de paja, empezó a golpear con la punta de la espada hacía el frente.
Inició con dos series al aire, aún a una distancia relativamente alejada de Switch, pero cuando dio un paso, pareció que en realidad había dado un brinco hacía él, su espada estaba a punto de darle en la frente, cuando nuevamente la regresó y el aire gélido de la noche se hizo presente, nuevamente balanceó la espada hacía el frente sin parar, y a una gran velocidad.

Se tiró hacía atrás, casi al estilo Matrix cuando la punta estuvo en dejarle tirado si le hubiera golpeado justo entre los ojos, pero al parecer no hubiera sido capaz de lograrlo incluso si no se hubiera movido de su posición original.

La chica de nuevo, no vaciló y empezó a golpear en diferentes direcciones, podría decirse que casi al azar, pero elegía puntos estratégicos que pudieran dejarle un mal sabor de boca, todos estos golpes al aire podrían acabar atinándole en la cara, el pecho o en la barriga.

Cuando Andrew le propuso aquello, pensó que no tendría siquiera tiempo para pestañar.
Un sólo descuido y Kurumi se lo llevaría de a grande.
Así que se tiró hacía atrás, se quitó una de las agarraderas de la laptop cuando la espada estuvo a punto de golpearle en el codo, nuevamente esquivándolo, se quitó la agarradera del lado izquierdo, se pasó la laptop por encima de la cabeza mientras que sin pensarlo, la lanzó con toda la delicadeza posible hacía las manos de Andrew.

Pero había sido demasiado descuidado, apenas rogó en pensamientos porque no le pasara nada, Kurumi le dio de lleno en el pecho, haciendo que sintiera uno de los peores dolores de su vida, sin importar qué, la expresión de su cara no cambió, pero el chico no tuvo más opción que tambalearse hacía atrás.

del aire tome la laptop de switch sama, la laptop de switch sama....., me senté en las graderías y grite
- si van a terminar románticos me avisan y me retiro
puse la laptop en las gradas y me estire a dormir un rato. cuando Scruffy entro al gimnasio
-!!!hooo Scruffy san!!! !!tanto tiempo!! ¿jugamos poker?-
le dije entusiasmado, cuando el me dijo
-afuera te buscan
le conteste preocupado
-quien
el me respondió
-un chico de cabello amarillo medio blanco un poco afeminado-
a esto recurrí a mi mala suerte aun no conozco una chica y ya me aparecen chicos afeminados, le grite a switch sama y a la histérica
-!oigan tortolitos, saldré un momento switch sama, dejo aquí tu laptop se la paso a Scruffy!

me devolví corriendo rápidamente
-ahora si nos vemos tórtolos switch sama si te preguntan por mi tu no me conoces
le dispare al vidrio del gimnasio salte por las gradas y me arroje por la ventana.
de afuera un grito
-!!!Agh!!!! asi que despertares he!!!!!
otro grito mas y todo se calmo, en el patio fuera del gimnasio solo queda una pistola grande negra tirada con sangre
(pd: adiooo)

Hubiera querido despedirse más adecuadamente de Andrew, le intrigó un poco la razón del porque alguien iba a buscarle a media noche en la escuela, y el portero tan campante se había dirigido hacía él diciendolo de manera tan normal, seguro tenía que ver con los asuntos legales que tenía, o eso pensaba el chico de gafas.
Se sentía cuando los padres hostigaban tanto a sus hijos que no les dejaban hacer lo que querían, no sabía porque, pero la garganta empezaba a dolerle, conforme esquivaba los golpes de Kurumi, fue capaz de esquivarles, pero la velocidad iba en aumento, no sabía cuantos pasos hacía atrás ya estaba dando pero...

¡PAM!

Su nuca chocó contra la pared, no se había percatado que ya habían llegado al otro extremo del gimnacio.
No tenía más opción que seguirle el juego, aunque esta vez no sabía si estaría list—

Un golpe de la nada, como un halcón le dio en la barbilla, levantándolo del suelo por unos segundos.
Cayó al suelo. Y empezó a toser, cada vez más violentamente.
No había escuchado nada más cercano a su voz en varios años...

Su voz, que ya no recordaba como sería en aquel entonces.
¿Habría cambiado en estos tres años en los que no había dicho nada?
...

Se levantó con ambas manos apoyadas en el suelo.
Sacó de pronto un inhalador y se lo llevó a la boca.
Apretó de él, y se estaba sintiendo algo mejor.

— Y pensar que sufrías de asma, Megane. — dijo mientras tiraba su espada a un lado y tomaba una de las botellas que tenía a un lado, una de las tantas que había conseguido en la nevera de Takeshi que solía guardar en ese gimnasio. Dio varios sorbos repetidos, no recordaba haber tenido tanta sed en toda su vida.

Después de saciarse, soltó un gemido de placer, cosa que la hizo ruborizarse.
Estaba realmente satisfecha, en tanto por el agua, el entrenamiento y su victoria ante el chico de lentes, aunque en parte, también porque el chico de negro se había largado

— ¿Y quién les da permiso de entrar en la escuela a estas horas? — preguntó Scruffy.
— Siempre he entrado al colegio a cualquier hora que se me plazca.

El hombre no hizo más que rascarse la cabeza e irse sin decir una palabra más.
Miró de nuevo hacía donde estaba Switch... no dijo más, se sentó y empezó a secarse el sudor con una toalla.

La laptop deslizó por encima del suelo encerado.
La tomó, y se la llevo a las piernas, sentado como un gran oso con estas entrecruzadas.

No dijo más ante los comentarios de Kurumi.
Miró de pronto el reloj, estaban por ser las 1:30 a.m.
No lo sabía, pero apostaba a que sus ojos estaban rojos, tendría unas ojeras mortales y le costaría bastante madrugar para llegar a la primera clase de la mañana de este mismo día.

Se puso de pie, sin mirar atrás, y con varios músculos adoloridos, se abrió paso por las puertas del gimnasio y no mirò otra vez atrás.

Al salir del colegio, el aire era puro, hacía bastante frío y las calles estaban en sí, desiertas.
Sólo podía ver las luces de algunos escaparates, negocios, edificios y las farolas que suspendían aquellas luces en la nada... a lo lejos, pudo ver los molinos de viento moverse pausadamente...

Se perdió en la oscuridad.